15 de febrero de 2009

LA SELECCIÓN, CADA VEZ MÁS VERDE

Por: Emmanuel García

Apenas ha pasado una hora de la vergonzosa derrota que protagonizó México ante Estados Unidos, mi labor como estudiante me indica que debo de leer un ensayo de Friedrich Nietzsche llamado “El nacimiento de la tragedia”, sin embargo, no se si por el nombre de éste o por mi pasión hacia el deporte, no me he podido concentrar en el texto y he tenido que empezar a escribir acerca de este gran malestar.

No se cómo empezar, no se si tomar en cuenta la historia reciente o sólo analizar los últimos días de un bombardeo mediático grotesco acerca de nuestra selección.

Recuerdo los comentarios de la mayoría de los medios deportivos, tan sólo hace un par de semanas se decía lo complicado que sería enfrentar a un equipo tan bien conformado, que sabe a lo que juega, que cuenta con un sistema sumamente efectivo y que sumado a la disciplina que los “gabachos” normalmente aplican en sus compromisos, la labor de la selección sería viajar a evitar el escándalo.

De pronto el discurso cambió radicalmente, conforme los jugadores mexicanos fueron llegando a la concentración los pronósticos cambiaron, se decía que el grupo estaba muy unido, que “Gio” y Nery traían un nivel impresionante, que los líderes Márquez, Pavel y Oswaldo estaban guiando a los novatos, que los paisanos en Columbus cada vez eran más y que hasta la temperatura subiría 20° centígrados para el día de la supuesta “guerra fría”. Los fundamentos de los periodistas, en mi opinión, eran ridículos.

El intentar engañar a una población a partir de cuestiones emocionales no es nuevo, lo que sí es nuevo es que los medios de comunicación (entiéndase Televisa y Tv Azteca), en plena crisis, pongan en riesgo a la gallina de los huevos de oro, esa que dejó de poner glorias desde hace varios años y que con el rumbo que ha tomado parece no tener ningún plan de ir al primer mundial en tierras africanas.

El México de Eriksson es una incógnita, no lo digo por la alineación que puso ante Estados Unidos ni por los jugadores, sino por el planteamiento dentro del terreno de juego. La selección, en el proceso del sueco, no ha repetido una sola vez la oncena inicial, en partidos oficiales sólo ha logrado tres victorias, todas como local, ante equipos que en el pasado ni siquiera nos inquietaban, como visitantes la historia fue aterradora, perdiendo con Jamaica, empatando de milagro con Canadá y pasando al hexagonal final por la diferencia de goles, ya que en la última jornada también se perdió ante Honduras.

La selección cada vez está más devaluada, se ven desfilar a jugadores que no tienen meritos suficientes para conformarla, y los que se supone que sí los tienen apuñalan al equipo frecuentemente, Rafa Márquez, el flamante central del Barcelona, cae constantemente en provocaciones que se le aceptan a un jugador de fuerzas básicas, no a un experimentado “capitán”, que dicho sea de paso se le ocurre hacerlo en partidos importantes, la Copa Confederaciones, el mundial de Corea-Japón y ahora este partido, que si bien no es el que decide si se va o no a Sudáfrica, sí demuestra que México, como equipo, está en el peor nivel de la época contemporánea.

¿El gigante de la CONCACAF? Hace mucho dejamos de serlo, algunos dicen que Estados Unidos sólo gana en su casa, sin embargo México está igual. Desde los años setentas México no derrota a los Estados Unidos en eliminatorias mundialistas y desde 1998 no lo hace en cualquier otra competición, además es muy cómodo reducir el problema a un solo rival pero lo cierto es que a México ya todos le han perdido el respeto, no tanto por la evolución futbolística de las otras selecciones, sino por el constante retroceso que vive nuestra selección.

Que se vaya Eriksson, que calle Vergara como lo hizo la temporada pasada y que no promueva nuevos candidatos para aumentar el fracaso de la selección. Justino Compeán y Decio de María deberían renunciar, ya que, según mi punto de vista, lo único que hacen es cobrar y estorbar.

Aún se está a tiempo para corregir, no pido que los dueños del balón piensen en los aficionados, me queda claro que nunca lo hacen, piensen en su negocio, ya que si lo planean bien los que estaremos contentos con el futbol seremos nosotros.

2 de febrero de 2009

PRESENTA LMB SU NUEVA IMAGEN

27/01/09
Por: Diego Patricio Pérez
Con el estreno del nuevo logotipo oficial y del eslogan “Donde nacen las estrellas”, en donde se hizo alusión a Alejo Peralta, creador de la academia de Pastejé -pionera en la formación de peloteros mexicanos-, quedó inaugurado oficialmente el ciclo de actividades de la Liga Mexicana de Beisbol en este 2009, en evento celebrado en el hotel Camino Real de Polanco, al poniente de la Ciudad de México.

La reunión, que contó con los 16 mandamases de cada una de las novenas participantes, se convirtió en el marco de la presentación oficial para este campeonato, siendo el Presidente del organismo, Plinio Escalante, quien encabezó el inicio del protocolo.

“La Liga Mexicana de Beisbol tiene 84 años de vida creando, desarrollando y encausando el talento del béisbol en nuestro país, además de proporcionar espectáculo de primer nivel a la población mexicana en 16 plazas ubicadas a lo largo y ancho de la República Mexicana”, indicó.

Señaló que la liga en su edición de 2008 fue vista por más de cuatro millones de espectadores, de quienes dijo, dieron cuenta de que es una de las mejores ligas del mundo en cuanto al rey de los deportes se refiere.

Posterior a dar la bienvenida a los nuevos integrantes a “la familia del béisbol”, nombró a cada una de los equipos junto con sus respectivas sedes, así como la ubicación de cada uno de acuerdo a la zona geográfica. Cabe destacar la nueva separación entre Tigres de Quintana Roo y Diablos Rojos del México, por lo que la antiguamente llamada “Guerra civil” tendrá que esperar una nueva versión en los playoffs.

Habló del enorme talento que esta liga ha visto en sus diamantes, destacando nombres como Lázaro Salazar, Nelson Barrera, Matías Carrillo entre otros. Habló también del talento en el extranjero, entre quienes subrayó a Vinicio Castilla, Teodoro Higueras, Roberto “Beto” Ávila, Fernando Valenzuela y otros de quienes dijo “Se han encargado de engrosar la historia de nuestro deporte”.

Presumió también la tecnología de punta con la que cuenta la liga, enalteciendo nuevamente el motivo de la reunión.
“¡Play Ball por nuestra nueva imagen!”, concluyó.

Finalmente el director de mercadotecnia de la liga, Alberto Guadarrama, presentó el nuevo logotipo, que describió como dinámico, pero a su vez apegado a la tradición que este deporte representa, los colores, dijo, “representan seriedad, nacionalismo, pero a la vez diversión y festejo en los estadios”.

“Sus colores nos remiten a México, a una idea de beisbol”,
concluyó.

Finalmente, Alfredo Harp, presidente de los Diablos Rojos del México, dijo que la disciplina de cada uno de los equipos será clave para que la liga verdaderamente crezca.

“Ahora a nosotros nos toca poner de nuestra parte”, remató.

Finalmente, deseó suerte a Mazatlán en la Serie del Caribe, además de instar a Vinicio Castilla a obtener un buen lugar dentro del Clásico Mundial, que tendrá como sede inicial a nuestro país.

El inicio oficial del la LMB será el próximo 25 de marzo, fecha en que se dará el inicio de la series inaugurales.

EL HONOR ESTÁ HECHO DE ACERO

-Los Acereros de Pittsburgh se proclamaron campeones del Super Bowl XLIII
Por: Diego Patricio Pérez


La gloria llega en el momento menos esperado. En materia deportiva el triunfo generalmente tiene cabida en los equipos grandes y en los llamados favoritos, tanto a nivel individual como a nivel grupal. La vorágine que provocan a escala global en cualquier horizonte o disciplina se ve reflejada en las estadísticas; números fríos e inocentes por si mismos que promulgan a su vez la emancipación de una nueva y única especie que por un momento se vuelve amo y señor de su nuevo universo y de quienes lo colindan. La importancia no radica solo en ganar la batalla, sino lograrlo la mayor cantidad de ocasiones posibles.

En estos días y en tiempos cada vez más complicados dentro de una sociedad “sobreglobalizada” y encarecida, el fondo se ha vuelto esencial y prácticamente lo único para lograr las tan ansiadas hazañas (como sea, solo ganar). La forma, por lo tanto, se volvió un lujo con el cual no a todos les interesa contar, una esencia perdida, una idea romántica en una época en donde el romanticismo es ampliamente derrotado por la escasez.

Pero el show no solo es eso. Para que un circo tenga sentido se requiere de una arena repleta de gente; aficionados que provoquen mediante su pasión y su hambre de sangre tensión extra en los gladiadores, que, aunado a esto, tendrán que lidiar con los nervios y la adrenalina, tanto suya como del rival, que aumenta o disminuye, poniendo en perspectiva de quien se trate: el chico o el grande, el león o el gladiador, “El ahuehuete o la rama de perejil (Enrique Bermúdez, FIFA 2009)”… Acereros de Pittsburgh o Cardenales de Arizona.

Los “Steelers”, comandados a la ofensiva por Ben Roethlisberger, partían (cual león en repleto coliseo) como los amplios favoritos. Su historia de conquistas es más extensa que los de Arizona, por lo que en ese momento la influencia fue vasta. Y aunque los representantes de la Conferencia Nacional tuvieron en Kurt Warner a un experimentado mandamás, la historia de los buenos contra los malos esta vez no fructificó. “El retirado militar no pudo surtir de armas suficientes a los milicianos quienes no pudieron contra el malvado y poderoso ejército británico (El patriota, Mel Gibson, 2000)”.

Pero más allá de hablar, como en toda crónica, de los detalles del evento deportivo como tal, habrá que tocar lo verdaderamente relevante. Ni la jugada más larga en la historia de Super Bowls -100 yardas para touchdown recorridas por el apoyador de Pittsburgh James Harrison-, ni el histórico regreso de 16 puntos en el último cuarto de los Cardenales, ni la agónica y dramática anotación a 35 segundos de terminar el partido gracias a la maravillosa maniobra de Santonio Holmes a pase depurado de Roethlisbergher que dejó el marcador 27 a 23 a favor de los de Pensilvania, pueden ser más relevantes que algo que hacía mucho tiempo no se veía en algún deporte profesional estadounidense en los últimos años: la forma.

Pittsburgh se convirtió con esté gallardete en la franquicia de la NFL con más títulos en la historia de esta liga con seis, complementando este último con los logrados en 1975 cuando derrotaron a Minnesota, en 1976 y 1979 vencieron a Dallas, posteriormente serían los Carneros de los Ángeles en 1981 y los Halcones Marinos de Seattle en 2006 los que cerrarían la lista de víctimas previas al triunfo recién obtenido.

Al hablar de “la forma”, me refiero a que los Acereros lograron con este título adueñarse del que se habla fue el Súper Tazón más emocionante y mejor jugado de 43 disputados, convirtiéndose a su vez en el equipo con más títulos de NFL ganados al mismo tiempo que en la escuadra con más trofeos obtenidos dentro de la categoría de “mejor ganados en cuanto a la forma”.

Los Mulos de Manhattan, Los bombarderos del Bronx (Yankees), La Cortina de acero (Pittsburgh de los setentas), El Campeonísimo (Club Guadalajara, futbol México), Los Gunners (Arsenal, futbol inglés), entre otros, se vuelven ejemplos verdaderamente emblemáticos de la “forma”. Todos ellos fueron recordados no solo por la cantidad de alegrías que repartieron, sino también por la forma en que lo hicieron. Los Steelers de hoy se han ganado un lugar entre esos alegóricos casos por una simple razón: ganaron de la manera que sus posibilidades deportivas y no institucionales se lo permitieron; siguieron a rajatabla su estilo sin importar que el triunfo llegó faltando treinta segundos para el final de la batalla, además de haber tenido, de acuerdo a los altos mandos, al más digno rival en la historia de los seis súper tazones disputados por la institución. Pudieron los Cardenales con honor y con las mismas buenas maneras arrebatarles la conquista, cuestión que fue defendida con toda pasión y justa defensa.

Las grandes batallas de la historia de la humanidad siempre fueron mejor registradas cuando se llevaron a cabo en igualdad de circunstancias. Siempre será mucho más plausible derrotar que pedir rendición, ganar de frente y en el campo de batalla, con golpes que provoquen el desaire tanto de uno como de otro y no a base de estocadas por la espalda.

El buen conquistador prefiere derrotar a un pueblo valiente antes que encontrarse con un pueblo sublevado al recién llegado; el buen gigante prefiere ciertas heridas en la planta del pie para después pisar a gusto al enano molesto antes de que uno de su tamaño le ruegue por su vida… El acero de calidad prefiere saber que logró contener a una parvada de cardenales, que, a pesar de los múltiples daños a la pared protectora, no pudieron al final penetrar la fortaleza, que balas salidas de pistolas vaqueras que no le provocaron rasguño alguno.

Los paradigmas regresan para bien, el prototipo de lo correcto radica en la forma de hacerlo, no importa cuantos golpes se den si solo uno está bien conectado, aunque si todos están bien conectados, el regodeo de los ganadores y el reconocimiento de los derrotados se vuelve doblemente enriquecedor.